dimarts, 3 de juny del 2008

Amigo


Amigo,
los primeros días, cuando decidiste irte a tu destierro, fui una egoísta. Me preocupé más por el vació que habías dejado en mi que por la causa que te había obligado a alejarte. Mi dolor era profundo y no podía pensar en nada mas que en mi misma, te pido perdón.

Sé que si decido llamarme tu amiga, debo serlo de forma incondicional, no solo en los momentos buenos de risas y mojitos, sino también en los otros momentos cuando nada parece tener sentido y la vida se nos cae encima.

También se, que debo respetar tu silencio, que si no quieres hablar conmigo, no debo insistir, pero no puedo dejar de intentar enviarte un mensaje de aliento y comprensión.

Deseo que sepas como me gusta tu locura, tu forma de entender la vida, tu forma de tragartela a grandes sorbos y que ser así no es fácil y precisamente por eso, necesitas un respiro. Cuando decidas regresar aquí estaré.